El acto de correr es una de las formas más primitivas y esenciales de movimiento humano.
Desde nuestros ancestros que corrían para cazar o huir de depredadores hasta los corredores recreativos y profesionales de hoy en día, el correr ha sido una constante en la evolución humana. Sin embargo, una pregunta persiste: ¿debemos correr para estar en forma, o es necesario estar en forma para correr? Para responderla, exploraremos los procesos biológicos que ocurren al correr, sus beneficios y las condiciones óptimas para iniciar y mantener este ejercicio.
El impacto biológico de correr en el cuerpo humano.
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Sistemas energéticos y el metabolismo
Correr es una actividad que demanda energía, y el cuerpo utiliza diferentes sistemas para proporcionarla. De forma sencilla podemos diferenciar en:
● Sistema de alta intensidad y menor presencia de oxígeno (anaeróbico aláctico):
Durante los primeros segundos de un sprint, el cuerpo utiliza fosfocreatina almacenada en los músculos para obtener energía rápidamente.
● Sistema de alta intensidad y presencia limitada de oxígeno (anaeróbico láctico): Si el esfuerzo persiste, el glucógeno muscular se descompone en ácido láctico para producir energía. Esto ocurre en ejercicios de alta intensidad pero de corta duración.
● Sistema de mayor presencia de oxígeno (aeróbico): En carreras más largas, el cuerpo recurre a grasas y carbohidratos como combustible, usando oxígeno para descomponerlos y generar ATP, la molécula que suministra energía.
Es importante destacar que ninguno de estos sistemas trabaja de manera aislada; todos funcionan en conjunto para proporcionar energía según la intensidad y duración del ejercicio.
Por esta razón, complementar el entrenamiento con ejercicios de fuerza, movilidad y técnicas de respiración puede optimizar el rendimiento y prevenir lesiones. Además, el uso eficiente de estos sistemas mejora con el entrenamiento, lo que refuerza la idea de que estar en forma optimiza el rendimiento al correr. Una buena técnica de carrera también permite al cuerpo utilizar estos sistemas de manera más eficiente, reduciendo el desgaste físico y mejorando el rendimiento.
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El papel del sistema cardiovascular.
Correr incrementa la demanda de oxígeno por parte de los músculos, lo que impulsa adaptaciones en el sistema cardiovascular:
● Incremento del gasto cardíaco: El corazón bombea más sangre por minuto para satisfacer las demandas musculares.
● Capilarización: Los vasos sanguíneos en los músculos aumentan, mejorando la entrega de oxígeno.
● Mejora de la eficiencia del corazón: Con el entrenamiento, el corazón se vuelve más fuerte y eficiente, lo que reduce la frecuencia cardíaca en reposo.
Aquí también entra en juego la técnica, ya que una postura adecuada y una mecánica eficiente del movimiento pueden reducir el esfuerzo cardiovascular y evitar problemas como el desgaste excesivo o la fatiga prematura.
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Sistemas musculoesquelético y nervioso.
El impacto mecánico de correr fortalece huesos, músculos y tendones. La carga repetitiva estimula la remodelación ósea, lo que puede prevenir la osteoporosis. Además, el sistema nervioso mejora la coordinación y el reclutamiento muscular, haciendo que el movimiento sea más eficiente.
Una progresión adecuada es clave aquí, ya que iniciar con un volumen o intensidad excesiva puede provocar lesiones. Del mismo modo, una buena técnica ayuda a distribuir mejor las fuerzas y minimizar el impacto negativo en articulaciones y tejidos.
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Correr y el cerebro.
El ejercicio aeróbico como correr también afecta positivamente al cerebro. Estudios han demostrado que correr:
● Estimula la liberación de endorfinas, lo que mejora el estado de ánimo.
● Incrementa los niveles de factores neurotróficos derivados del cerebro (BDNF), que favorecen la neurogénesis y la salud cerebral.
● Reduce los niveles de cortisol, ayudando a combatir el estrés.
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Activación de AMPK y sus beneficios.
La proteína quinasa activada por AMP (AMPK) juega un papel crucial durante el ejercicio como correr. Su activación tiene numerosos beneficios metabólicos y celulares:
● Regulación del metabolismo energético: AMPK actúa como un «sensor energético»,
incrementando la captación de glucosa y la oxidación de ácidos grasos para producir energía.
● Mejora de la sensibilidad a la insulina: Esto es crucial para prevenir y manejar la diabetes tipo 2.
● Promoción de la biogénesis mitocondrial: Favorece la producción de nuevas mitocondrias, mejorando la capacidad de los músculos para generar energía de manera eficiente.
● Reducción de la inflamación: AMPK regula procesos inflamatorios que contribuyen a enfermedades crónicas.
● Estimulación de la autofagia: Este proceso de «reciclaje celular» elimina componentes dañados o disfuncionales, promoviendo la salud celular.
La activación constante de AMPK a través de actividades como correr no solo optimiza el rendimiento físico, sino que también contribuye a la longevidad y a una mejor calidad de vida general.
Beneficios de correr para la salud
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Salud física.
Correr regularmente contribuye a:
● Control del peso corporal: Al quemar calorías y aumentar el metabolismo basal.
● Reducción del riesgo de enfermedades: Disminuye la probabilidad de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer.
● Fortalecimiento del sistema inmunológico: Una actividad moderada mejora la respuesta inmune, aunque el exceso puede suprimirla.
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Salud mental.
El running se asocia con:
● Reducción de la ansiedad y la depresión.
● Mejoras en la calidad del sueño.
● Incremento de la autoestima gracias a la superación de metas personales.
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Longevidad.
Estudios longitudinales sugieren que correr regularmente puede aumentar la esperanza de vida al mejorar factores de riesgo clave como la hipertensión y la resistencia a la insulina.

Estar en forma para correr: Prevención de lesiones.
Aunque correr tiene numerosos beneficios, también presenta riesgos, especialmente para principiantes o personas con sobrepeso. Las lesiones comunes incluyen fascitis plantar, periostitis tibial y tendinitis. Para reducir el riesgo, es importante:
- Desarrollar fuerza muscular: Ejercicios de fuerza complementarios ayudan a estabilizar las articulaciones y prevenir lesiones.
- Trabajar en la movilidad y flexibilidad: Estiramientos y ejercicios de movilidad mejoran la biomecánica.
- Usar el calzado adecuado: Unas zapatillas con buena amortiguación y soporte son cruciales.
- Progresar gradualmente: Incrementar la distancia o intensidad de manera excesiva aumenta el riesgo de lesiones.
- Adoptar una buena técnica de carrera: Esto incluye una postura correcta, una cadencia adecuada y un aterrizaje suave del pie para minimizar el impacto.
Correr para estar en forma: Un catalizador del cambio.
Para muchas personas, correr es el primer paso hacia un estilo de vida más saludable. Aunque no se necesita estar en excelente forma para empezar, sí es crucial hacerlo de manera responsable. Esto incluye:
● Realizar un chequeo médico si se tienen condiciones preexistentes.
● Iniciar con intervalos caminata-carrera para desarrollar resistencia.
● Mantener una hidratación y nutrición adecuadas.
● Seguir una progresión controlada y trabajar en mejorar la técnica.
Conclusión.
¿Correr para estar en forma o estar en forma para correr? La respuesta depende del punto de partida de cada individuo. Correr puede ser tanto el medio como el fin: una herramienta poderosa para mejorar la salud y una actividad que, con el tiempo, requiere de una base física sólida para maximizar sus beneficios. En cualquier caso, lo esencial es avanzar con equilibrio, paciencia y determinación. Como dijo una vez el corredor Steve Prefontaine: «Correr no es sólo un deporte; es un estilo de vida».